Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador del mundo, ha nacido por nosotros, nacido en Belén de una Virgen, el cumplimiento de las antiguas profecías. El nombre de la Virgen es María, la esposa de José.
Hoy en día, en este mundo, en esta humanidad, ha nacido el Salvador, que es Cristo el Señor. Hagamos una pausa frente al Niño de Belén. Dejemos que nuestros corazones sean tocados, no tengamos miedo de esto. No tengamos miedo de que nuestros corazones sean movidos. ¡Necesitamos esto! Dejémonos calentar por la ternura de Dios; necesitamos su caricia. Las caricias de Dios no nos hacen daño. Ellas nos dan paz y fortaleza. Necesitamos sus caricias. Dios está lleno de amor: a Él sea la alabanza y la gloria por siempre! Dios es la paz: pidámosle que nos ayude a ser hacedores de paz cada día, en nuestra vida, en nuestras familias, en nuestras comunidades, en todo el mundo. Dejémonos mover por la bondad de Dios.
Abramos nuestros corazones para recibir la gracia de este día, que es Cristo mismo. Jesús es el radiante "día", que ha amanecido en el horizonte de la humanidad. Un día de misericordia, en el que Dios nuestro Padre ha puesto de manifiesto su gran ternura a todo el mundo. Un día de luz, que disipa la oscuridad del miedo y la ansiedad. Un día de paz, que facilita el encuentro, el diálogo y, sobre todo, la reconciliación. Un día de alegría: una "gran alegría" para los pobres, los marginados y para todas las personas.
Que el Espíritu Santo ilumine hoy nuestros corazones, para que podamos reconocer en el Niño Jesús, nacido en Belén de la Virgen María, la salvación dada por Dios a cada uno de nosotros, a cada hombre y mujer y para todos los pueblos de la tierra.
En este día iluminado por la esperanza del Evangelio que brota del humilde establo de Belén, invoco el regalo de Navidad de la alegría y de la paz a todos: a los niños y los ancianos, a los jóvenes y familias, los pobres y los marginados; y así oro para que todos puedan acoger en sus vidas la misericordia de Dios que Jesucristo nos ha dado, para que nosotros a la vez podamos mostrar misericordia a nuestros hermanos y hermanas. De esta manera, vamos a hacer crecer la paz!